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Predicar El Evangelio Puede Costar Caro

Hechos 16: 6-38

6.Se levantaron los jóvenes, envolvieron su cuerpo y lo llevaron a enterrar.

7.Unas tres horas más tarde llegó la esposa de Ananías, que no sabía nada de lo ocurrido.

8.Pedro le preguntó: «¿Es cierto que vendieron el campo en tal precio?» Ella respondió: «Sí, ese fue el precio.»

9.Y Pedro le replicó: «¿Se pusieron, entonces, de acuerdo para desafiar al Espíritu del Señor? Ya están a la puerta los que acaban de enterrar a tu marido y te van a llevar también a ti.»

10.Y al instante Safira se desplomó a sus pies y murió. Cuando entraron los jóvenes la hallaron muerta y la llevaron a enterrar junto a su marido.

11.A consecuencia de esto, un gran temor se apoderó de toda la Iglesia y de todos cuantos oyeron hablar del hecho.

12.Por obra de los apóstoles se producían en el pueblo muchas señales milagrosas y prodigios. Los creyentes se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón,

13.y nadie de los otros se atrevía a unirse a ellos, pero el pueblo los tenía en gran estima.

14.Más aún, cantidad de hombres y mujeres llegaban a creer en el Señor, aumentando así su número.

15.La gente incluso sacaba a los enfermos a las calles y los colocaba en camas y camillas por donde iba a pasar Pedro, para que por lo menos su sombra cubriera a alguno de ellos.

16.Acudían multitudes de las ciudades vecinas a Jerusalén, trayendo a sus enfermos y a personas atormentadas por espíritus malos, y todos eran sanados.

17.El sumo sacerdote y toda su gente, que eran el partido de los saduceos, decidieron actuar en la forma más enérgica.

18.Apresaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública.

19.Pero un ángel del Señor les abrió las puertas de la cárcel durante la noche y los sacó fuera, diciéndoles:

20.«Vayan, hablen en el Templo y anuncien al pueblo el mensaje de vida.»

21.Entraron, pues, en el Templo al amanecer, y se pusieron a enseñar. Mientras tanto el sumo sacerdote y sus partidarios reunieron al Sanedrín con todos los ancianos de Israel y enviaron a buscar a los prisioneros a la cárcel.

22.Pero cuando llegaron los guardias no los encontraron en la cárcel. Volvieron a dar la noticia y les dijeron:

23.«Hemos encontrado la cárcel perfectamente cerrada y a los centinelas fuera, en sus puestos, pero al abrir las puertas, no hemos encontrado a nadie dentro.»

24.El jefe de la policía del Templo y los jefes de los sacerdotes quedaron desconcertados al oír esto y se preguntaban qué podía haber sucedido.

25.En esto llegó uno que les dijo: «Los hombres que ustedes encarcelaron están ahora en el Templo enseñando al pueblo.»

26.El jefe de la guardia fue con sus ayudantes y los trajeron, pero sin violencia, porque tenían miedo de ser apedreados por el pueblo.

27.Los trajeron y los presentaron ante el Consejo. El sumo sacerdote los interrogó diciendo:

28.«Les habíamos advertido y prohibido enseñar en nombre de ése. Pero ahora en Jerusalén no se oye más que la predicación de ustedes, y quieren echarnos la culpa por la muerte de ese hombre.»

29.Pedro y los apóstoles respondieron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.

30.El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes dieron muerte colgándolo de un madero.

31.Dios lo exaltó y lo puso a su derecha como Jefe y Salvador, para dar a Israel la conversión y el perdón de los pecados.

32.Nosotros somos testigos de esto, y lo es también el Espíritu Santo que Dios ha dado a los que le obedecen.»

33.Ellos escuchaban rechiñando los dientes de rabia y querían matarlos.

34.Entonces se levantó uno de ellos, un fariseo llamado Gamaliel, que era doctor de la Ley y persona muy estimada por todo el pueblo. Mandó que hicieran salir a aquellos hombres durante unos minutos,

35.y empezó a hablar así al Consejo: «Colegas israelitas, no actúen a la ligera con estos hombres.

36.Recuerden que tiempo atrás se presentó un tal Teudas, que pretendía ser un gran personaje y al que se le unieron unos cuatrocientos hombres. Más tarde pereció, sus seguidores se dispersaron, y todo quedó en nada.

37.Tiempo después, en la época del censo, surgió Judas el Galileo, que arrastró al pueblo en pos de sí. Pero también éste pereció y todos sus seguidores se dispersaron.

38.Por eso les aconsejo ahora que se olviden de esos hombres y los dejen en paz. Si su proyecto o su actividad es cosa de hombres, se vendrán abajo.



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6 comentários


loyaruby
12 de jan. de 2024

Amen

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Lupita Peñaloza
Lupita Peñaloza
10 de jan. de 2024

Amen 🙏🏻 Hechos 5:6-38

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Maria Campos
10 de jan. de 2024

Wow hermosa lectura bendiciones hermanos🙏🏻🙏🏻🙏🏻

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Blanca Mora
Blanca Mora
10 de jan. de 2024

Amén 🙏🏻

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Gerardo Espinal
Gerardo Espinal
10 de jan. de 2024

Amén

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